sin ti

(porque despúes de haber estado,

es respirar sin estar respirando,

tú quizas no lo sepas porque

siempre has respirado contigo)

 

sin ti,
amanezco sin alma,
y el corazón sin su aorta
y los latidos sin su pecho,
como la luna sin su cielo

sin ti,
hablo pero no tengo voz,
que te la di con el alma
y con mi nombre hace
dos hilos, amor

sin ti,
el día clarea pero no amanece,
hay algo azul tras la ventana
que no es cielo,
pues el cielo se fue contigo

sin ti,
mis trazos son almas
vagando en el limbo de
las letras sin tus ojos,
con mis dedos ciegos
y mis manos sordas

sin ti,
mi alfabeto se marchita
y hasta el punto final
es una obra inconclusa
color pardo agonía

porque sin ti
-amor-
estoy sin mi

 

viento mío

(no tengo mucho más que darte, que toda mi alma entre mis versos)

viento mío,
te escribo cuando duermes
y cuando ni siquiera miras;
que tú no sabes que yo busco
poner mis manos en tu alma
cuando te suspiro, y ella me respira

viento mío;
te grito dentro de mis labios
el oxígeno de mis delicias;
que tú no sabes que es tan solo
mi alma tuya que te arropa
los anhelos de tus días

viento mío,
es mi voz la que te habla con las manos cuando estamos tan callados;
y lo que te canta es la mar en calma
en que nos sueño juntos navegando,
en la tierna barca de mis brazos

viento mío,
vine a traerte un globo y un payaso
para estirar las comisuras de tus labios;
perdona que sean tan pequeños
pero se agotaron los de talla espacio,
pero -viento mío- algo debo confesarte:
las letras, el oxígeno, la voz, el globo y los payasos; soy yo mismo, que con todo mi cariño y humildad, de todo ello vengo disfrazado.

 

viento mío,
son tus bocanadas
el único aire que respiro cada día

todo y nada

no es el vaho de sus ojos
en mis yemas, cada vez
que acaricia con el cielo
de los mismos, mi amoroso
alfabeto suyo derramado
por el blanco de su piel
de viento

no es el dulce de su voz,
en la sal de mis oídos
siempre que toca
los perfectos arpegios
de las cuerdas de su boca,
en mi locura suya
y en su ternura mía

no es su abril de mil días
en los doce meses de mi pecho,
cada vez que los brazos
del reloj de nuestro tiempo,
se detiene en nuestros
abrazos sempiternos
y en toda efímera caricia
mutua

no es su aura sin medida
que va conmigo de la mano,
en la luz y en la sombra
de todos los suspiros,
que son el eco de su nombre
sobre el mío, en la omnisciente
vida suya que respira con la mía

no es su vientre de poema
sobre el filo de mi estoque,
cada vez que navegamos
quemando los navíos
confundiendo nuestras
piernas, para por
la vida juntos seguirnos
caminando

no es todo lo anterior
y todo lo que olvido,
mas al mismo tiempo
nada me hace falta
cuando tengo todo ello;
pero -oh, bien mío-
es la inmortalidad
que me regala
cuando muero en vida
y vivo con el mundo inerte,
en el aura sin medida
de toda su sonrisa
escribiendo mi nombre
suyo, por sus labios míos

todo lo que tengo

 

me gusta pensar que mis pensamientos

siguen siendo míos;

pero son tantas las veces

que usted camina por entre ellos,

que comienzo a sospecharlos suyos,

desde que la pienso en cada alba

y hasta que la sueño entre las madrugadas

 

me gusta pensar que mis manos siguen siendo mías;

pero las muy tercas apenas tienen modo

y comienzan a besarla por todo el lienzo blanco,

pues afirman que es el aura de su alma misma

y que ha salido frente a ellas a su paso

 

me gusta pensar que mi voz interior 

sigue siendo mía;

pero a veces creo que no es a mi a quien le habla,

y se inventa en el silencio mil y un tertulias

con la niña de sus ojos en mi alma

y su voz de caramelo en mis entrañas

 

y es que pasa que le daría todo lo que tengo,

pero desde nuestro abril

que tuve una bellísima hecatombe en mis adentros

-esa de las horas y las horas; de los días y de los días-

en que todo se lo di;

y me quedé con nada para mi

 

mas la mejor parte de todo esto,

viene cuando soy capaz de darle todo

cuando todo lo que tengo es nada

 

 

 

 

 

 

usted

con usted me encuentro
y al mismo tiempo me pierdo
pero no pise angustia
que cosa ninguna
que entre su alma
volverme a encontrar

con usted vivo de agua
y por eso muero de sed
mas no coma ansias
que es un simpar
hacerme desierto
y en sus oasis resucitar

con usted todo tengo
y  de la nada soy dueño
y no hago aspaviento
que la nada y el todo
-perfecto binomio-
son nuestro sueño

yo no nací sabiendo
pero ahora la sé
y no sé si usted sepa
que sabiéndonos nuestros
me sabe usted suyo
y yo me sé de usted.

mi tinta y su lienzo

y blandiendo el pincel

es que me atrevo a dibujarle

un potosí de caricias escritas;

aprovechando que el tintero

del alma, lo tengo revuelto

aquí dentro y que la presión

sanguínea del mismo,

ha acelerado su ritmo

como queriendo comerse

a todo latido

y acariciando su lienzo,

es que soy terco en llenarle

los ojos de versos y los labios

de besos;

con las húmedas yemas

y con las manos llenas de

todo suspiro,

con mi esencia suya,

y su esencia mía en cada respiro

y recordando sus orillas,

es que intento formar

en los dos firmamentos que lleva

-uno en cada pupila-

mi terco alfabeto,

y las ansias

de toda esta tinta;

para que adornen

cada destello de sol y de luna

que derrama cada vez que suspira

 

y respirando su aliento,

es que busco gobierno para

cada revolución y cada aspaviento,

que me quema por dentro

y que busca en cada caricia

un poco de ungüento

y dos de sus alas

que me lleven a volar en sus ansias

por todo su firmamento

y abrazando nuestros anhelos,

estoy escribiendo los mandamientos,

que sirvan de alquimia, de verso o poesía;

para que cada latido encuentre

descanso perfecto

en su piel de alma blanca,

en la voz de mis ansia

y en toda humedad de sus labios

cuando los une a los míos

sabernos

agradezco mucho que decantes tu alma blanca conmigo en el mismo abecedario, @BrujaDelViento

¿sabe?

se me han subido los colores al rostro,

cuando he escrito historias mudas e invisibles

en el ancho mar de la imaginación inagotable;

historias que pretenden salir de las páginas del libro,

para irse a vivir a los brazos de nuestras manecillas,

como aquella en la que cabalgo en cada poro de su alma

y de su cuerpo de ángel

(y es que se antoja imposible hesitar

ante la delicia omnisciente que suponen sus caricias repartidas)

[¿Que si yo sé?

Sé de caricias que se han fugado de mi mente

y mi viento travieso ha depositado en su piel,

él me ha traído los suspiros suyos como prueba de su remitente,

y he sentido todo el estremecer de su anhelo

porque no se detengan en mi ser]

¿sabe?

se me han fugado todos los suspiros de mi cuerpo,

como queriendo hacer un viento que le encienda las brasas de sus días

para hacernos incendio en todo el calendario;

y apagarnos en miradas ciegas y en silencios

que nos gritan sordamente las ansias de vivirnos y mezclarnos en cenizas,

que aun siendo polvo fino, somos polvo enamorado

[¿Que si yo sé?

Sé de mi piel que ha ardido sintiendo tan de cerca su aliento,

-tan sólo de escuchar su voz-

esa voz que me cala de los huesos hasta el alma,

que enciende lugares de mi cuerpo donde no entra ni la luz del sol,

lugares que son respuestas y certezas

de toda mi pasión por usted]

 

¿sabe?

aquí las aguas se revuelven y hacen tormenta

cuando apenas el más ligero de sus vientos

acaricia la más pequeña de mis células;

que no existe sístole ni diástole en que no habite la luz de su mirada,

el cariz de su sonrisa diáfana,

y la magia blanca de su alma color azul de todas las mañanas

[¿Que si yo sé?

Sé de lluvias internas con ansias de ser desatadas

por el choque interminable de todas sus caricias;

lluvias que quieren hacer ósmosis en su piel

y dejar impregnado el aroma de mi nombre en el caudal de su torrente,

para que al desembocar en su corazón

se quede ahí toda la melodía de mi ser]

¿sabe?

ahora mismo aquí en su ausencia,

he dibujado la silueta de su cuerpo, de su alma y de sus labios,

para que venga a insuflar un poco de humedad

en mis comisuras secas y estiradas;

que aunque su boca sea de viento,

puede hacer volar hacia toda nube abigarrada,

hasta al más extenso y árido de los desiertos

     [¿Que si yo sé?

Sé de mi alma que siendo etérea abandona mi piel de viento

y va en busca del mar de la suya

para que usted componga melodías al piano,

inspirándose en el aura violeta de mi esencia

e imaginando cómo la entonaría sobre mi piel

hasta fundirnos juntos en un solo canto]

vamos a estrecharnos labios,

a anudarnos de las manos,

a saciarnos los placeres;

 y bebamos cada noche y cada día,

el brebaje de nuestras almas abrazadas.

de su piel de viento

y si usted nota que comienzo a arrancar mi piel,

es porque es aun no puedo arrancársela a usted

-claro, después de arrancarle los textiles-

pues es justo la parte suya que aun no tengo;

que en todo lo demás, ya existe

 

y qué ansias las mías,

estas que recorren por mis venas y las horas,

recorrerla con su vientre como vértice,

de mi cuerpo hacia todas sus orillas.

que no veo la hora de hacer caminar el reloj hacia atrás,

para comenzar a vaciar los escritos del lienzo,

por toda la superficie de su piel de viento;

que ahora seré yo quien le lleve las palabras

en cada una de mis brisas

 

sepa usted,

que me tomaré la calma de tomarle cada eternidad

y cada uno de los suspiros enredados en su pelo;

y perfumaré la ausencia

de la despedida más eterna que la eternidad misma,

hasta nuestra siguiente batalla por paredes, paredones

y cualquier superficie que de no existir,

habremos de inventar.

pues no dejaremos una sola brisa en el tintero,

ni tampoco el más sordo de los gemidos

se quedará sin exclamar

 

y es que tan solo lo que busco,

es dibujarle una sonrisa sempiterna en su alma

con la tinta de la mía;

y en su cuerpo traspasado por el mío.

recorrer su piel a versos,

como quien recorre la ciudad de los encantos

y se sienta con parsimonia a disfrutar de cada una de sus maravillas,

con cinco o más sentidos;

que no hacerlo con la vida entera

es el más incapaz de los sentidos

 

y cuando hayamos terminado de vaciarnos,

silenciarnos con los ojos ajenos en los propios;

que no hay calma más queda,

que las de dos almas que se miran

después de haberse decantado.

 

y así, hasta que el viento nos vuelva a llevar…