agradezco mucho que decantes tu alma blanca conmigo en el mismo abecedario, @BrujaDelViento
¿sabe?
se me han subido los colores al rostro,
cuando he escrito historias mudas e invisibles
en el ancho mar de la imaginación inagotable;
historias que pretenden salir de las páginas del libro,
para irse a vivir a los brazos de nuestras manecillas,
como aquella en la que cabalgo en cada poro de su alma
y de su cuerpo de ángel
(y es que se antoja imposible hesitar
ante la delicia omnisciente que suponen sus caricias repartidas)
[¿Que si yo sé?
Sé de caricias que se han fugado de mi mente
y mi viento travieso ha depositado en su piel,
él me ha traído los suspiros suyos como prueba de su remitente,
y he sentido todo el estremecer de su anhelo
porque no se detengan en mi ser]
¿sabe?
se me han fugado todos los suspiros de mi cuerpo,
como queriendo hacer un viento que le encienda las brasas de sus días
para hacernos incendio en todo el calendario;
y apagarnos en miradas ciegas y en silencios
que nos gritan sordamente las ansias de vivirnos y mezclarnos en cenizas,
que aun siendo polvo fino, somos polvo enamorado
[¿Que si yo sé?
Sé de mi piel que ha ardido sintiendo tan de cerca su aliento,
-tan sólo de escuchar su voz-
esa voz que me cala de los huesos hasta el alma,
que enciende lugares de mi cuerpo donde no entra ni la luz del sol,
lugares que son respuestas y certezas
de toda mi pasión por usted]
¿sabe?
aquí las aguas se revuelven y hacen tormenta
cuando apenas el más ligero de sus vientos
acaricia la más pequeña de mis células;
que no existe sístole ni diástole en que no habite la luz de su mirada,
el cariz de su sonrisa diáfana,
y la magia blanca de su alma color azul de todas las mañanas
[¿Que si yo sé?
Sé de lluvias internas con ansias de ser desatadas
por el choque interminable de todas sus caricias;
lluvias que quieren hacer ósmosis en su piel
y dejar impregnado el aroma de mi nombre en el caudal de su torrente,
para que al desembocar en su corazón
se quede ahí toda la melodía de mi ser]
¿sabe?
ahora mismo aquí en su ausencia,
he dibujado la silueta de su cuerpo, de su alma y de sus labios,
para que venga a insuflar un poco de humedad
en mis comisuras secas y estiradas;
que aunque su boca sea de viento,
puede hacer volar hacia toda nube abigarrada,
hasta al más extenso y árido de los desiertos
[¿Que si yo sé?
Sé de mi alma que siendo etérea abandona mi piel de viento
y va en busca del mar de la suya
para que usted componga melodías al piano,
inspirándose en el aura violeta de mi esencia
e imaginando cómo la entonaría sobre mi piel
hasta fundirnos juntos en un solo canto]
vamos a estrecharnos labios,
a anudarnos de las manos,
a saciarnos los placeres;
y bebamos cada noche y cada día,
el brebaje de nuestras almas abrazadas.